La realidad que percibimos está condicionada por nuestros aprendizajes, es decir, como dicen los budistas, no vemos la realidad tal cual es. A su vez nuestros aprendizajes están influenciados por nuestras condiciones genéticas y ambientales. Si partimos de esta base, podemos llegar a una conclusión: no podemos alcanzar la “verdad”, la interpretación que reflejaría la realidad tal cual es. En otras palabras, no podemos percibir la realidad fuera de nuestra percepción condicionada. Pero, ¿acaso es importante que no sepamos cuál es la naturaleza de la realidad?, ¿acaso no es suficiente con mi “verdad”, si al fin y al cabo es con eso con lo que siempre voy a lidiar?. Si es así, ¿es útil o no la reflexión acerca de cómo interpreto la realidad?.
Para mi es útil tanto porque al saber que otros tienen su propia versión de la realidad, no puedo imponer mi punto de vista, como porque me da la posibilidad de mirar esta construcción que he hecho, y al verla puedo modificarla, ajustarla o sintonizarla, buscando un mejor equilibrio entre mi personalidad y mi entorno.