Afírmate en tus palabras: ellas son la cuerda floja entre dos montañas. En una de las montañas, tu pequeño ego intenta sobrevivir; en la otra, te espera el inmenso potencial de tu ser interno.
Vuelve a empezar siempre, como lo harías en un videojuego que deseas dominar.
Levántate una y otra vez, y deja que tu espada escriba en el aire tu intención de ir más allá.
El gran impulso creador te trajo hasta aquí.
Escribe tu historia con toda tu conciencia, porque el final siempre está cerca.
Elige un valor para salvar, descubre o crea un propósito cada día.
Deja atrás lo que no te hace humano y regresa a tu centro, a tu zona de luz y paz.
Recuerda: toda carga es una ilusión. Cada desafío es el espejo perfecto que te muestra quién se esconde detrás de lo que crees ser tú y tu realidad.